JORGE TUTOR, TRAVEL PHOTOGRAPHY

In this ugly time, the only true protest is beauty. (Phil Ochs)

  
       
ESPAÑA      

GALICIA

Sin duda, cada región tiene sus peculiaridades y atractivos: paisaje, cultura, gastronomía, personalidad. Para bien y para mal, Galicia resume como ninguna otra parte de España realidad y fantasía, historia y leyenda, tradición y desarrollo, paganismo y devoción, culto a la muerte y a la vida. Sólo aquí pueden convivir supersticiones y conjuros con industrias y diseños punteros. Los siglos han ido modelando los perfiles de una geografía que encierra, aún hoy, magia y lirismo en su niebla, su lluvia y su luz propias. Con dos mares océanos, al Norte y al Oeste, sus borrascas y vientos nórdicos y atlánticos, disfruta de breves veranos e interminables otoños. Es verde y azul y negra, campesina y ganadera, industrial y marinera, antigua y moderna, pobre y rica a la vez. Está hecha de piedra, agua y aire, del misterio de sus húmedas fragas, montes graníticos, altos acantilados y resguardados puertos. También de arte, plasmado en torres, castillos, iglesias, monasterios, palacios, faros, aldeas... Y, como principal rasgo distintivo, sus rías, punto de encuentro del río y el mar. Pero, por encima de todo, Galicia es su gente: indestructible, difícil de definir, fusión de celtas, romanos, suevos, guerreros y místicos, héroes y tiranos y, desde la Edad Media, de las oleadas de anticipado europeismo que trajeron las peregrinaciones. Los gallegos son reservados y generosos, sobrios y exuberantes, soñadores y laboriosos, recelosos y valientes, humildes y orgullosos, dados a la retranca y al ingenio sin despegarse jamás del suelo. Se dispersaron por el mundo con esa nostalgia de la tierra natal para la que existen tantos nombres: melancolía, añoranza, saudade, morriña. La misma que transmite su música y su poesía. Sin embargo, el espíritu práctico ha tenido siempre aquí mucha importancia. Sirva como ejemplo la dedicación de grandes plumas, desde Feijoo o Sarmiento a Pardo Bazán, Cunqueiro y Castroviejo, a un tema tan prosaico como la comida, otro de los encantos del lugar. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba


PROVINCIA DE A CORUÑA

 

A partir del minúsculo asentamiento romano de Vicus Spacorum, no lejos de la desembocadura de la ría, la ciudad fue creciendo desde el monte del Castro. Enfrente del mirador de la vieja fortaleza, está la península de Morrazo; a la izquierda las Cíes vigilando la entrada de la ría; y a la derecha el promontorio de la Guía, otro buen observatorio. Saqueada por vikingos, normandos, árabes, ingleses y franceses, fue cuna de los trovadores medievales y del primer testimonio escrito de esta lírica, la obra de Martín Códax. La Cidade Vella se extiende por las plazas de Almeida, Constitución, Mayor y calles como Cesteiros o Real alrededor del barrio marinero de Berbés, frente al importante puerto pesquero. Desde el eje de Cánovas del Castillo se asciende por el casco histórico hasta el Mercado da Pedra, la colegiata y algunas casas nobiliarias como la Torre de Ceta. Es la ciudad más viva y poblada de Galicia. Las playas más populares son Samil, Canido Corujo y América. Destacan el parque de Castrelos, con el Museo situado en el pazo Quiñones de León, y el palacio con capilla y parque de Santo Tomé de Freijeiro, llamado La Pastora. En la ría se encuentra la isla de San Simón, unida por un puente a la de San Antonio, con un monasterio benedictino del siglo V arrasado por árabes y normandos. Aquí tuvo lugar la batalla de Rande, luego fue centro de cuarentena para enfermos infecciosos y colonia penitenciaria tras la guerra civil. Hoy alberga el museo de la Memoria Histórica. Cerca se encuentran la iglesia románica de Coruxo, la villa romana de Mirambel y Arcade, famosa por sus ostras, su iglesia románica y el castillo de Sotomayor. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba

 

PROVINCIA DE LUGO   

La mayor de las provincias gallegas recorre de sur a norte la región autónoma y se extiende desde la Cordillera Cantábrica hasta el mar. Discurre hundida entre dos cadenas montañosas: la primera desde Pedrafita, Incio y Os Ancares a O Caurel; la segunda desde Coba da Serpe a Montouto. Todavía hay más montes al este, en especial los Oscos, en la intrincada frontera con Asturias, y la sierra de Meira, donde nace el Miño, el mayor de los ríos gallegos. Al tocar costa, el territorio se despliega en las tres Mariñas, que abarcan buena parte de las Rías Altas. El escarpado litoral que, “mar por medio”, lindaba antiguamente al norte con Inglaterra, es sólo una modesta parte de su riqueza natural. El interior, una de cuyas características es la dispersión de los núcleos de población, fundamentalmente rurales, engloba una extraordinaria diversidad paisajística: zonas de meseta como Terra Cha, las comarcas de Sarria o Chantada, la Terra de Lemos, Quiroga y la Ribeira Sacra al suroeste, en la frontera geográfica con el Sil y administrativa con Orense. Igualmente, la provincia puede presumir de patrimonio histórico y cultural: desde la capital, la ciudad gallega mas antigua y la única europea que conserva su muralla romana original, a algunos de los mejores castros de Galicia como el de Viladonga; desde construcciones de los primeros años del cristianismo, visigóticas, normandas o prerrománicas a las huellas de invasores del norte y del sur; de poderosas casas nobiliarias como la de Lemos o Pardo de Cela al refugio mindoniense de Cunqueiro. Por no hablar de las múltiples rutas jacobeas que pasan por la provincia; además de la entrada en Galicia (O Cebreiro) del Camino Francés de Santiago, cruzan esta provincia el Camino Primitivo o de Oviedo, el Sur o de invierno y el Camino Norte. Son muchos los lugares de menos renombre que merecen una visita, desde Fonsagrada o Portomarín a Val de Neira. Y una curiosidad: el mayor foco sísmico del noroeste de la Península Ibérica se encuentra en el triángulo formado por Sarria, Becerreá y Triacastela.

(c) 2009 Herminia Bevia Villalba


    PROVINCIA DE OURENSE      

La única provincia gallega sin mar compensa esta falta con los contrastes más marcados. En primer lugar, el climatológico: es la que registra los inviernos más duros y veranos más calurosos. Además, las montañas orensanas poseen muchas cosas difíciles de encontrar en otras partes de Galicia. En el conglomerado de las sierras de San Mamed y Queixa y los montes do Invernadeiro se aprecian restos glaciares, se encuentra la única estación de esquí y, milagrosamente, sobrevive uno de los bosques más antiguos. Otra sorpresa es A Lastra, frontera natural con León. Muy diferente de los montes graníticos gallegos, su excepcional combinación de suelo calizo y clima mediterráneo le otorgan una vegetación muy especial: desde plantas aromáticas como el orégano a 20 de las 21 especies de orquídeas gallegas. Los bosques son de una increíble belleza en otoño por la explosión de blanco, morado, amarillo, verde, rojo... Las comunidades dispersas han favorecido un mundo rico en tradiciones, creencias y rituales como la invocación de brujas en un puente o un cruce de caminos. Aquí, antes que el castellano, una lengua alcanzaba el esplendor en el siglo XIII con lasCantigas de Alfonso X el Sabio. Otra de sus peculiaridades está en las terrazas del Miño, en las que se instalaron los primeros pobladores conocidos de la zona y crecen las vides, que son una de las señas de identidad de esta provincia. De la cultura orensana forman parte tanto las milagrosas aguas como los vinos de Valdeorras, O Ribeiro y, sobre todo, el godello: dicen que su nombre viene del oro que arrastraba el río y que regaba las uvas. Como dice el refrán: El Miño lleva la fama y el Sil el agua. En el sureste orensano se suceden los monasterios e iglesias románicos, ocultos en valles o colgados en lo alto de las gargantas. Un hecho curioso es la cualidad muchas veces imperceptible de sus límites geográficos. Mientras en Pontevedra la divisoria con Portugal aparece bien marcada, aquí viejas aduanas y puentes unen pueblos y riberas de ambos países. Los espacios naturales transfronterizos en funden en parques como los de Baixa Limia-Xurés y Peneda-Gerés, donde prosperan especies como el alcornoque y la encina.

(c) 2009 Herminia Bevia Villalba


PROVINCIA DE PONTEVEDRA

La capital de esta provincia lo es también de las Rias Baixas, la región gallega con más horas de sol al año. A poniente, los atardeceres atlánticos en el mar constituyen las puestas de sol más hermosas de España. En el extremo suroeste, dos montes arqueológicos: el Aloia, que mira hacia el interior, y el de Santa Tegra con sus restos celto-romanos y un curioso mapa rupestre que representa los accidentes geográficos que se contemplan desde la cumbre. Estos privilegiados miradores naturales permiten distinguir desde el litoral norte portugués y la zona costera de A Guarda a Vilagarcía y el valle del Baixo Miño. A sus pies se despide el río dibujando en su desembocadura la frontera con Portugal, acortada en la actualidad gracias al moderno puente que ha sustituido al diseñado por Eiffel hace más de un siglo. De camino a Vigo, la ciudad más poblada de Galicia, se puede disfrutar de monasterios como el de Oia y villas como Baiona con su colegiata y la antigua fortaleza de Monterreal, hoy Parador. Cuentan las crónicas que los habitantes de esta costa fueron los primeros en enterarse de la conquista de América, porque aquí tocó tierra por primera vez la Pinta a su regreso de la aventura. La provincia cuenta, además, con uno de los espacios naturales más importantes de España, el Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas, y la mayor de las rías gallegas, la de Arousa. Entre bateas y maizales discurre este tramo de las rías Baixas que Unamuno describía como “lagos sembrados de islas”. Playas y cabos alternan con promontorios y arenales. Los curros más famosos, documentados desde el siglo VI,  también pertenecen a esta provincia: Sabucedo, A Valga, Torroña, Amil, A Groba. En Muimenta o Viladesuso, petroglifos de 2.500 a. C. ilustran la tradición de la rapa das bestas. Esta región gallega produce famosos vinos con denominación de origen: Albariño, O Rosal, O Condado, Val do Salnés. (c) 2009 Herminia Bevia Villalba